sábado, 25 de abril de 2009

167. Facundo Cabral 1

“Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo para acercarse a la casa del zapatero en que le dijo: “Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima y mis sandalias están rotas, si tu me hicieras el favor”.

A lo que el zapatero le respondió: “Aquí todo el mundo viene a pedir y nadie a dar”.

Dios le dijo: “Yo puedo darte todo aquello que tú necesites.”
¿Tú podrías darme un millón de dólares para que yo fuera feliz?. Yo puedo darte diez veces más que eso a cambio de algo; a cambio de tus piernas. A lo que el zapatero le respondió: “Para qué quiero yo diez millones de dólares si no voy a poder caminar sólo”.

Puedo darte, continuaba el Señor, cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero, inquieto le dijo:“ ¿Qué puedo hacer yo con cien millones de dólares si no voy a poder comer solo?.

”El Señor le hizo la última tentativa al zapatero. Te voy a dar mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero, asustado ante el mendigo le respondió: “Qué hago yo con mil millones de dólares si no puedo ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos.

”El señor le dijo: “Ah, hermano, hermano, qué fortuna tienes y no te das cuenta”.
Facundo Cabral
Más información en: http://www.facundocabral.org/

jueves, 16 de abril de 2009

166. Ser joven de corazón

La juventud no es sólo una época de la vida, es también un estado de ánimo.

No tiene que ver con el color de tus mejillas, tus labios rojos o lindas rodillas.

Es tener dominio de la voluntad; calidad en la imaginación; vigor en la emoción; es algo refrescante que emana del manantial de nuestras vidas.

La juventud es una etapa temperamental donde predomina el coraje sobre la timidez, y el apetito por aventura sobre una vida monótona. Pero esto ocurre más frecuentemente en un hombre de cincuenta, que en un joven de veinte.

Nadie envejece simplemente por vivir cierto número de años. Únicamente envejece quien abandona sus ideales.

Los años pueden arrugar la piel, pero abandonar un ideal, arruga el alma.

Las preocupaciones, las dudas, la desconfianza en uno mismo, el temor y la desesperación, son las cosas que transforman los años en tiempos interminables, hacen agachar la cabeza y provocan que el espíritu que se encuentra en crecimiento, regrese al polvo.

Uno es tan joven como la fe que tiene, y tan viejo como sus dudas; tan joven como su confianza en sí mismo, y tan viejo como sus temores; tan joven como sus esperanzas y tan viejo como su desesperación.

En el centro de tu corazón existe una estación inalámbrica. Siempre y cuando recibas mensajes positivos de belleza, esperanza, alegría, grandeza, valor y poder, ya sea de la Tierra, de los hombres o del Infinito, continuarás siendo joven.

Pero si la conexión está caída y el centro de tu corazón está cubierto con la nieve del pesimismo y el hielo del cinismo, entonces sí, realmente haz envejecido.

La juventud no es sólo una época de la vida, es también un estado de ánimo.

Samuel Ullman (1840–1924)

jueves, 9 de abril de 2009

165. Los ojos de nuestros hijos

Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de los detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar.

Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos de ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo de ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir:
¡Gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!

Francisco Robles

164. Los girasoles


¿Han visto los girasoles?

Se trata de una flor, que gira siempre en busca del sol. Y es por esa razón que es popularmente llamada girasol.

Cuando una pequeña y frágil semilla de dicha flor brota en medio de otras plantas, busca inmediatamente la luz solar. Es como si supiera, instintivamente, que la claridad y el calor del sol le harán posible la vida.

¿Y qué le sucedería a la flor si la colocáramos en un lugar bien cerrado y oscuro? Seguramente, en poco tiempo, se moriría.

Tal cual los girasoles, nuestro cuerpo físico también necesita de la luz y del calor solar, de la lluvia y de la brisa, para mantenernos vivos.

Pero, no es sólo es el cuerpo el que necesita de cuidados para proseguir firme. El espíritu, igualmente necesita de la luz divina para mantener encendida la llama de la esperanza.

Precisa del calor del afecto, de la brisa de la amistad, de la lluvia de bendiciones que viene desde lo alto. Sin embargo, es necesario que hagamos esfuerzos para respirar el aire puro, por encima de las circunstancias desagradables que nos rodean.

Muchos de nosotros permitimos que los vicios ahoguen nuestras ganas de buscar la luz y nos debilitamos día tras día como una planta mustia y sin vida y es entonces cuando nos dejamos enredar en el zarzal de la haraganería, de la desidia y reclamamos de la suerte sin hacer esfuerzos para salir de la situación que nos desagrada.

Y es allí, donde debemos recordar que para poder crecer de acuerdo con los planes divinos, el Creador coloca a nuestra disposición todo lo que necesitamos. Es en el amparo de la familia, donde recibimos, sustentación y seguridad en todos los momentos...

La presencia de los amigos en las horas de alegría o de tristeza, impulsándonos hacia adelante...

Son las posibilidades de aprendizaje que surgen a cada instante en el recorrido, haciéndonos más claros y preparados para decidir cuál es el mejor camino a tomar.

Pero, ¿qué sucede con nosotros cuando nos encerramos en la oscuridad de la depresión o de la melancolía y así permanecemos por voluntad propia?

Debemos entender que Dios tiene un plan de felicidad para cada uno de nosotros y que para alcanzarlo, es preciso que busquemos los recursos disponibles.

Es preciso que imitemos al girasol.

Que busquemos siempre la luz, incluso cuando las tinieblas insistan en rodearnos.
Es necesario buscar el apoyo de la familia en los momentos en que nos sentimos desanimar.
Es necesario buscar la ayuda de los verdaderos amigos cuando sentimos nuestras fuerzas debilitándose.
Es necesario, antes que nada, buscar la luz divina que consuela y aclara, ampara y anima en todas las situaciones.

Cuando las nubes negras de los pensamientos tormentosos cubran con oscuro manto el horizonte de tus esperanzas, y la depresión te asedie el alma, imita a los girasoles y trata de respirar el aire puro, más allá de las circunstancias desagradables.

Cuando las dificultades y los problemas se hagan insoportables, intentando sofocar la disposición para la lucha, recuerda a los girasoles y busca la luz divina a través de la oración sincera.

Dolores Vanegas

163. La gratitud

Un verdadero amigo.
Un famoso productor de películas de Hollywood estaba ocupado en la selección del protagonista de su próximo film y se encontraba al borde de la frustración porque ninguno de los actores que se habían presentado hasta entonces parecía satisfacerlo completamente. De repente entró al foro un joven mensajero, entregó su mensaje y se despidió con una sonrisa.
El productor registró toda la escena desde la distancia, en silencio. Llamó a su asistente y le ordenó que alcanzase al joven mensajero y lo hiciese regresar.
- Ya tengo al próximo protagonista - aseguró.
Sus compañeros lo miraron incrédulos. Al casting se habían presentado actores de renombre, algunos ya consagrados y, sin embargo, este productor se veía entusiasmado por un joven mensajero ¡al que ni siquiera le habían tomado una prueba de actuación!
- ¿Está seguro? - le preguntaron, incrédulos.
- Señores, ¡esa sonrisa que acabo de ver vale un millón de dólares! Y no estoy dispuesto a perderla - les dijo, como dando por finalizada la discusión.
Mientras tanto su asistente había dado alcance al joven mensajero, pero tuvo que esforzarse en convencerlo de que no estaba bromeando cuando le dijo que un productor de películas lo había hecho buscar.

Aquel joven había tomado el puesto de mensajero porque era lo único que pudo conseguir para estar cerca de su íntimo sueño de ser actor de cine.
Un par de años atrás había atravesado todo el país de costa a costa, desde New Jersey hasta California persiguiendo su ilusión de dedicarse a la actuación.
Hasta ese día sólo había conseguido pequeños papeles secundarios en películas de muy bajo presupuesto y apenas había logrado juntar el dinero necesario para cubrir las lecciones de actuación que estaba tomando.

Ahora, el productor y el mensajero estaban frente a frente.El primero le explicaba al segundo cual era su convicción y el segundo no podía creer lo que oía. Se estaba reponiendo del shock justo cuando llegaron a la parte donde debían acordar el salario.
- Te pagaremos 11.000 dólares - dijo el productor.
No estaba mal por un par de semanas de trabajo, pero el joven mensajero estaba recién divorciado y tenía una pequeña hija a quien pasarle su pensión de alimentos, por lo que tomó coraje, abrazó al productor y, para que nadie más notara que estaba rogando un aumento le dijo al oído:
- ¿Podrían ser 11.500? Por favor, tengo una hija pequeña a quien alimentar.
- Hijo, ¡entonces serán 12.500!
- ¡Gracias! ¡Muchas gracias! ¡Jamás me olvidaré de esto!- le prometió el mensajero al oído.
Con las vueltas de la vida, se convirtieron en amigos entrañables.

Aquel productor arriesgado, más tarde, cayó en desgracia, mientras que el mensajero dueño de la sonrisa del millón de dólares se convirtió en un gran actor, muy afamado.
Estando en ese punto bajo de su vida, el productor recibió un llamado del ahora consagrado actor invitándolo a que lo acompañara a la próxima entrega de los premios de la Academia, los Oscares, al que había sido nuevamente nominado. El productor no quería ir. La última vez que había asistido a esa gala una de sus películas competía en varias categorías, ésta vez sin embargo, casi nadie recordaba su nombre. Casi nadie.

Su amigo, el mensajero que había prometido NO OLVIDARSE JAMÁS, estaba cumpliendo su palabra. - Quiero que camines esa alfombra roja a mi lado - le había dicho por teléfono.
Esa noche, después de la ceremonia, en el baile que ofrece la Academia para homenajear a todos los nominados y los ganadores, el actor caminó mesa por mesa con su mano apoyada en el hombro del desafortunado productor como para devolverle la confianza en sí mismo, diciendo a quien quisiera escucharlo:
- Este es el mejor productor que hay en la industria, él es mi amigo.
El productor recuerda esa noche como uno de los mejores momentos de su vida. Sólo uno de los mejores, porque hubo otros.
En otra ocasión, el productor sufrió un derrame que lo llevó directo al hospital.
Una noche, mientras aún permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos, vio a su amigo, al afamado actor parado en la puerta con su sonrisa del millón de dólares instalada en su rostro.
- Vas a estar muy bien. Muy pronto - le dijo.

Dos enfermeras y un encargado de seguridad llegaron hasta ahí y le ordenaron que abandonara el lugar.
- Ud. puede ser muy famoso afuera, pero aquí dentro hay reglas que TODOS deben respetar, ¡y en este lugar NO se puede estar!' - le gritaron.
El actor, lejos de intimidarse, miró a su amigo convaleciente y guiñándole un ojo le dijo: Regreso en veinte minutos.

Exactamente en ese tiempo regresó su amigo con veinte pizzas, se sentó con las enfermeras, los que hacían la limpieza y los encargados de seguridad y las compartió con todos ellos.
Aquel consagrado actor, famoso mundialmente, en lugar de estar en un lugar glamoroso, disfrutando de las regalías de su vida privilegiada, estaba allí, una noche, compartiendo una pizza con trabajadores anónimos para poder ganarse el derecho de estar al lado de su amigo, simplemente cumpliendo su palabra. Al rato, naturalmente, lo dejaron ingresar.
- 'Vas a estar muy bien. Muy pronto' - repitió - 'Aún te queda mucho por hacer'.
Ese es otro de los momentos más imborrables de la vida de este productor de Hollywood.
El otro momento inolvidable que a este productor le fascina mencionar es el siguiente: Cuando la vida lo golpeó fuerte, este productor tuvo que tomar una de las decisiones más tristes de su vida: Vender su hermosa mansión, donde había vivido por casi veinte años. Sin embargo, cuando la rueda de la vida completó el giro, la fortuna comenzó a sonreírle nuevamente y sus producciones comenzaron a figurar entre las más exitosas sintió que una excelente manera de completar el ciclo era recuperar su añorada mansión.
Se comunicó con el nuevo dueño varias veces, pero éste, un acaudalado francés, presidente de una gran compañía, que residía en Montecarlo, se negaba sistemáticamente.
Un día, compartió esa frustración con su amigo, el dueño de la sonrisa del millón de dólares.
Al tiempo, el millonario francés, el nuevo dueño de la mansión finalmente accedió a venderle la propiedad al productor.
Cuando éste reingresó por primera vez a su mansión, se encontró con un dibujo de su amigo actor que decía: "De vuelta en casa. Hermoso".
El ahora nuevamente afamado productor, cuando encontró la ocasión, le preguntó si tenía algo que ver con el cambio de opinión del francés y el actor le confesó que sí, que había volado a Montecarlo, pidió hablar con el multimillonario y éste accedió a atenderlo sólo por quince minutos, mientras se afeitaba!
Allí estaba este actor, igualmente multimillonario, mundialmente reconocido, en el baño con un desconocido rogándole que le regresara su mansión a la persona que le había dado su primer trabajo importante como actor.
En determinado momento se arrodilló y le pidió por favor que accediera a su pedido. El francés no terminaba de entender la situación por lo que le preguntó:
- ¿Ud. me está diciendo que voló desde su casa hasta aquí SÓLO para pedirme que le venda mi casa a su amigo?
- Eso es exactamente lo que estoy haciendo. - contestó el actor.
- Prometo pensarlo. - dijo.
Ya era un avance.
Durante todo ese verano el multimillonario francés confió a sus amistades que había tenido de rodillas en su baño a éste consagradísimo actor.

Él cumplió su palabra. Jamás se olvidó. Él es mucho más que un amigo, él es parte de mi alma - dice hoy el productor.
El productor es Robert Evans.
El actor, es el que más veces ha sido nominado, 12 veces al Oscar en la historia. Ganador en 3 ocasiones. Tiene el salario más alto de Hollywood. Posee una de las colecciones privadas de arte más valiosas del mundo (varios Renoir, Van Gogh ¡y hasta un Picasso colgado en el baño!).
Su fortuna está valorada en más de mil doscientos millones de dólares.

Sin embargo, sus amigos coinciden en que su posesión de más valor, es su palabra.
Su nombre: Jack Nicholson.

Desconozco su autor

162. Maldecir o bendecir…

Hay una historia acerca de un sabio al que en una ocasión le pidieron que maldijese a otro hombre.
Al sabio se le dijo que la persona en cuestión era malvada y quería hacer daño a quien se atravesara en su camino.
El sabio respondió: "En lugar de maldecirlo ¿no sería más fácil bendecirlo y que sólo vea la Luz? Si puede sólo ver la Luz, el resto se arreglará por sí solo ¿no es así?".
¿No es así? Sí, así es. Hoy, bendice a la gente que quisieras maldecir. No puedes combatir a la oscuridad con oscuridad. Tienes que combatirla con Luz.
El amor surtirá efecto siempre.
Desconozco su autor