martes, 28 de septiembre de 2010

226. Hagamos un trato

Si alguna vez adviertes
que te miro a los ojos,
y una veta de Amor
reconoces en los míos,
no pienses que deliro,
piensa simplemente que puedes
contar conmigo.

Si otras veces me encuentras
huraño sin motivo,
no pienses que es flojera;
igual puedes contar conmigo.

Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar contigo,
es tan lindo saber que existes,
uno se siente vivo, y cuando
digo esto, no es para que vengas
corriendo en mi auxilio,
sino para que sepas que tú
siempre puedes contar conmigo.

Mario Benedetti

jueves, 23 de septiembre de 2010

225. Si me ves cansado

Si me ves cansado fuera del sendero, ya casi sin fuerzas para hacer camino; si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo, porque ya no sigo.

Ven a recordarme cómo es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí mismo.
Yo ya sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro, entre el viento frío, volveré a ser fuego desde brasas quietas, que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna desde el primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.

Si me ves cansado fuera del sendero, sin ver más espacios que el de los abismos, trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay alas que aún no hemos visto.

Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida plena, que todo nos guía hacia nuestro sitio.
Que en un primer paso, y en un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña, pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante es aquel que cubre nuestro pie extendido.

Si me ves cansado fuera del sendero, solitario y triste, quebrado y herido, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo... y dime...
¡se puede!...
e insiste,
¡se puede!...
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.


Que tu voz despierte, desde tu certeza, al que de cansancio se quedó dormido.
Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme, nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo cuando hombro con hombro vamos, con el mismo brío.

Si me ves cansado fuera del sendero, lleva mi mirada hacia tu camino.

Hazme ver las huellas, que allí están marcadas, un paso tras otro por donde has venido.
Y vendrá contigo una madrugada, la voz insistente para un nuevo inicio, que abrirá otro rumbo porque...
¡Sí he creído!... que siempre se puede...

SE PUEDE, mi amigo.

Desconozco el autor de este precioso escrito pero gracias estés donde estés.

sábado, 18 de septiembre de 2010

224. Decálogo de la Ternura


1. Todos tenemos necesidad de dar y recibir amor. Si no hacemos así, la vida se oscurece.
2. Para vivir la ternura no se necesitan grandes cualidades. Basta decir con espontaneidad el amor, sin avergonzarse.
3. La verdadera ternura se conjuga en voz activa y voz pasiva. No sólo hay que darla sino recibirla con espontaneidad y alegría.
4. La ternura debe expresarse con naturalidad y en todo momento, pero sobre todo en los momentos tensos y difíciles.
5. La ternura no es amanerada ni trivial. Menos aun no se compagina con la agresividad.
6. Vivir la ternura no significa ser débil, manejable sino generoso y acogedor. La ternura no se riñe con la energía.
7. La ternura no es exclusiva de la relación madre hijo. La familia, los hermanos y compañeros agradecen también este sentimiento.
8. A ser tierno, se aprende cada día con amor. Nunca es tarde para empezar a practicarla.
9. No confunda nunca la sexualidad con la ternura. Si bien es difícil entender la verdadera sexualidad sin ternura.
10. Dar, expresar, acoger y recibir ternura es siempre muestra evidente de madurez.

Autor desconocido

domingo, 12 de septiembre de 2010

223. Ahora, cuando aún tienes tiempo…

Ahora, que todavía puedes hacerlo, agradece a Dios por el regalo del presente y la Vida que tienes, porque sabes de cierto que la recibiste sin antes haberla merecido.

Besa con ternura a tus padres, pues te fueron prestados por un tiempo tan sólo. Ama a tus abuelos, pues en ellos está la semilla de tu inmortalidad. Dale a tus hijos la mejor parte de ti, pues es lo único realmente valioso que les dejarás, cuando te vayas. Viaja ligero, arrojando de tu vida los lastres que te atan a la mediocridad, piensa que la belleza del viaje está en el trayecto, no en el destino; busca la sencillez de tu mirada limpia cuando se refleje en quienes amas; no atesores recuerdos que sí te llevarás contigo como el abrazo de los amigos, el encuentro que compartiste, la brisa que acarició tu cara y el crepúsculo carmesí que un día disfrutaste.

Crece sin que seas una molestia para los demás; ayuda a crecer a otros, porque esta es la forma más bella que Dios te dio para crecer, no seas fatuo por los dones que posees, ellos son un regalo que debe enriquecer tu espíritu, no envanecerlo ni perturbarlo.

No hieras lo que jamás podrás curar y sé siempre transparente en el amor. Acércate al que no tiene, o no sabe, o necesita de ti, para que tu alma resplandezca cuando compartas lo que tienes, o lo que sabes, o lo que eres.

Un día oirás que alguien dirá: "Ven, bendito de mi Padre...".

Perdona siempre, ama siempre, agradece siempre. El amor no necesita de razones para colmar tu espíritu. Si los necesitara, no existiría, pues a la razón siempre le sobraran motivos para expulsarlo de tu vida, si permites que el egoísmo se apodere de tu corazón.

Que te busquen por lo que eres, no por lo que tienes; que tu mejor dádiva sea la de ti mismo y tu cariño, que tu éxito no se finque en la derrota ajena y recuerda siempre que no naciste para ser feliz, sino para perseguir tenazmente la felicidad.

Porque hay muchos, y quizás tú conoces algunos que ya no tienen tiempo ni siquiera para sentir que están despiertos. En ellos los amaneceres y los atardeceres se han confundido en una rutina asfixiante, estéril y sin sentido.

Hay muchos que ya no tienen padres a los cuales amar, hijos a quienes dar su tiempo, ni amigos que cultivar.
Están solos en medio de la multitud.
Por pensar en el futuro, se olvidaron del presente; por crecer egoístamente, se olvidaron de los demás y llenos de cosas superfluas y de vanidades, acabaron a su vez olvidados por todos, o si acaso, tolerados por algunos.

Hay muchos con casas suntuosas, pero sin hogares adentro; con grandes posesiones, pero sin un amigo sincero; con mucha sabiduría pero intolerantes e insoportables; inertes y necios creyentes en la conducción de una vida cuyo control no tienen, sino que son controlados por las circunstancias, porque al llenar su vida con tantas trivialidades, sólo son ahora un desfile interminable de detalles patéticos sin colorido ni redención posible.

Hay muchos que viven el desamor y la desesperanza; hay muchos atentos a los intereses bancarios, pero no a su familia; adoradores del becerro de oro incapaces de percatarse del hermoso rubí que fue un día su corazón, hoy convertido en duro diamante, costoso pero que sirve solo para lucirse; hay muchos que tienen que soportar la soledad y el abandono en el retórico y cruel paraíso de su vida vacía. Hay muchos cuyas ilusiones terminaron y siguen vivos; que no necesitan nada y carecen de lo esencial y aquellos que aún están aquí, sin siquiera saber por qué.

Pero tú, que aún tienes tiempo, llénalo de una vida autentica y no de las ficciones con que tantas veces te conformas.

Arroja de tu corazón el abigarrado equipaje del saltimbanqui con que presumes y revístelo con el cariño que eres capaz de sembrar, porque es lo único que cosecharás.

Piensa que un día sólo serás, como dice el poeta, un viejo y roto violín, lleno de polvo y arrumbado en un rincón, pero que podrás recobrar tu antiguo esplendor, ejecutando de nuevo la música que entonces sabiamente pulsaste y que, con sus acordes, proporcionó armonía al universo.

Y así, asombrado verás, que una mañana, el Autor de la vida podrá llevarte hasta el séptimo cielo y en el silencio de la eternidad, arrancará de ti esa misma melodía antigua que fuiste capaz de ejecutar cuando tuviste tiempo y que aún permanece oculta en el misterio de tu corazón con sus inmortales arpegios, como sonata que canta la maravilla que la vida es y en ti fue.

Rubén Núñez de Cáceres V.
Del libro: "Para Aprender la Vida"

miércoles, 8 de septiembre de 2010

222. Qué es la felicidad

"La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.

Depende de ti."

Fragmento del libro “ALEGRIA: La felicidad que surge del interior” de OSHO.

domingo, 5 de septiembre de 2010

221. La otra mitad depende de ti

La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira. . .

Los más brillantes amaneceres;
los más románticos atardeceres;
los paraísos mas increíbles;
se pueden encontrar siempre en
el rostro de las personas queridas.

Cuando no hay lagos más claros
y profundos que sus ojos;
cuando no hay grutas de las maravillas
comparables con su boca;
cuando no hay lluvia que supere a su llanto;
Ni sol que brille más que su sonrisa. . .

La belleza no hace feliz al que la posee;
sino a quien puede amarla y adorarla;
por eso es tan lindo mirarse cuando esos rostros
se convierten en nuestros paisajes favoritos. . .
Hermann Hesse