sábado, 25 de agosto de 2007

11. Los pájaros de la tristeza

Nadie está exento de tristeza. Nadie puede evitar que los pájaros de la tristeza vuelen por encima y alrededor de nuestras cabezas. Pero, sí que está en nuestras manos impedirles que aniden en nuestras mentes, en nuestros corazones.
Para combatir y vencer cierto tipo de tristezas es conveniente no estar apegados a las cosas que poseemos o que deseamos. San Francisco de Sales solía decir: “La tristeza se apodera de los apegados a las cosas del mundo. El que tiene el corazón desprendido goza siempre de un contenido interior”.
Si queremos estar contentos y alegres, si queremos ahuyentar tristezas, agobios y desconsuelos, hemos de poner nuestro deseo y esfuerzo en hacer la voluntad de Dios. “No hay tristeza en el mundo que el cielo no pueda curar” (Santo Tomás).
No olvidemos que muchas tristezas y melancolías, decepciones, amarguras, penas y quebrantos nacen de la soberbia que hay en nuestros corazones. Los grandes maestros de espiritualidad, colocan la humildad como el mejor remedio contra un buen número de tristezas y desasosiegos que nos afligen.
J. M. Alimbau

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