El hombre es la más elevada de las criaturas, la mujer el
más sublime de los ideales.
El hombre es el cerebro, la mujer el corazón,
el cerebro fabrica la luz, el corazón el amor;
la luz fecunda, el amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón, la mujer es invencible
por las lágrimas;
la razón convence, las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos, la mujer de
todos los martirios;
el heroísmo ennoblece, el martirio sublima.
El hombre es un código, la mujer un sagrario,
el código corrige, el evangelio perfecciona.
El hombre es un templo, la mujer un santuario;
ante el templo nos descubrimos, ante el santuario nos arrodillamos.
El hombre piensa, la mujer sueña,
pensar es tener en el cráneo una larva, soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano, la mujer un lago,
el océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela, la mujer el ruiseñor que canta;
volar es dominar el espacio, cantar es conquistar el alma.
En fin...
El hombre está donde termina la tierra, la mujer donde
comienza el cielo.
autor desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario